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El Mueble Renacentista

Con el Renacimiento nace el mueble civil y crece su importancia rápidamente. Los entalladores, únicos artesanos del gótico, encuentran ahora para embellecer el mueble la ayuda de otros artistas, y sus obras se enriquecen con multitud de procedimientos decorativos.

El dibujo, el boceto, se convirtió para el Renacimiento en algo importante, no sólo como forma artística, sino también como documento. Se apreciaba en él la invención artística en su punto de origen.

En el mueble del renacimiento comprobamos que ha desaparecido, en parte, la unidad de conjunto del mueble gótico.

La influencia del mueble italiano, rico y lujoso y el gusto por la decoración suntuosa (propia de los palacios y cortes europeas) hicieron que ya entrado el siglo XVI la escultura desborde las líneas estructurales del mueble, pasando a ocupar el primer plano lo que antes constituía el complemento.

La medida serena de austeridad y proporción deja paso a la riqueza en todos sus aspectos.

Cabe destacar que si la decoración consiste en motivos escultóricos o elementos arquitectónicos de angulosidad fuertemente pronunciada, el principio estético es siempre el mismo: acentuación del relieve, de la creación de un modelo acusando el juego de luces y sombras, la búsqueda siempre de la vida y el movimiento.

La rica presentación que les confiere la decoración de talla no dejará ya lugar para los hierros artísticos.

Los perfiles adquieren una importancia extremada, rigurosamente equilibrada, tomando como modelo la arquitectura clásica; en su logrado diseño estriba precisamente, la perfección del mueble.

La rica marquetería, la talla imaginativa y la utilización de la madera de nogal en lugar de la de roble (que era el material más utilizado en los primeros trabajos de este periodo) caracterizaron los más llamativos esfuerzos del siglo XVI.

El mueble se construía a base de armazón o vigueta, con piezas de madera de roble o pino, según el país, y esta armazón va recubierta con paneles más ligeros de madera de nogal con preferencia.

El ensamblaje es más sabio y complicado. En Francia, los ensambles en los ángulos rectos no se lograrán ya a tope sino a inglete que resulta mucho más perfeccionado.

Generalmente en los muebles cubiertos de tela o cuero no se acusa al exterior la estructura, ya que, en estos casos, carece de interés, puesto que pasa a ser en ellos solamente un esqueleto para armar el tapizado.

Las aplicaciones metálicas en tiradores, asas y remates son forjadas, cinceladas y doradas al fuego y llegan a alcanzar un gran valor esencial.

También el mueble se enriquece en la incrustación de marfil, nácar y hueso.

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